Happiness is a warm gun
"Sí: soy un soñador. Porque un soñador es aquel que sólo encuentra su camino a la luz de la luna y cuyo castigo es ver el alba antes que el resto del mundo." Oscar Wilde

No sé

By Morena
si ya he utilizado esta anécdota en algún otro post, puede que incluso para comenzar alguno, hace tanto tiempo que no actualizo que olvidé lo que he contado y lo que no, pero sí sé que aún me quedan cosas por contar.



Cuando cumplí los 18 años mi madre me llevo de la manita a las urnas. Sí, sí, de la manita, porque yo era anarquista, y los anarquistas decentes no votan. Va en contra de sus principios. Mi señora madre pasó una semana entera, la previa a las elecciones, dándome la chapa con el rollo del derecho/deber de votar, de ser un ciudadano consciente e involucrarse. No me lo creí, por supuesto, con esa edad, la palabra de mi santa madre no valía un ardite.

Aún así voté. Pillé una papeleta al azar, la rompí y la metí en un sobre. El sobre fué a la urna. Mi madre se quedo tranquila, y yo no renuncié a mis principios.



Durante años huí de las urnas como si me persiguiese el mismisimo demonio, es más, creo que si Satanas me hubiese perseguido en esa época habría terminado con el de birras en cualquier garito de mala muerte, no podía votar, porque los anarquistas decentes no votan. Aznar largo a González. Y yo no le voté. Ninguna de las dos veces que ganó.



Mi yo político se diluyó, entre fiestas, conciertos, viajes, ¿a quién carajo le importaba la política? España iba bien, yo tenía curro, amigos, novio y vivía como Dios.



Entonces ocurrió. Unos malnacidos se llevaron por delante la vida de dos centenares de inocentes y este país de borregos se echó a la calle. Y fueron a las urnas. Porque España no se merecía un gobierno de mentirosos. ¿Quieres caldo? Toma tres tazas.



Recuerdo el día después como si fuese ayer mismo, la sensación que me reconcomía el estómago, "la vamos a cagar", lo dijé en voz alta, y hubo quien me dió la razón. También me la ha dado el tiempo, a mi, y a muchos como yo. Cuatro años de mala gestión, de políticas absurdas, de incongruencias, de falta de proyecto, de salir del paso como buenamente se puede, haciendo el ridículo a nivel internacional. Porque a nivel nacional es otro cantar, este país de borregos que encumbraría a Belén Esteban como tercera fuerza política se traga todo lo que le echen. Somos así de gilipollas.



Y así nos va.



Nos la han metido doblada, que si la ley antitabaco, sobre la que no me voy a extender porque mejor que Prevost pixie y dixie (aquí) no lo podría decir ni de lejos. La reforma laboral, la edad de jubilación, la guerra, sí sí, la PUTA GUERRA de Afganistan, el paro, la ley Pajín para ponernos la mordaza en las calles, en nuestras casas, en nuestros trabajos... ¿ahora no puedo llamar tontacas a las tontacas porque las estoy insultando? ¡Pues que espabilen coño! y la ley Sinde, para terminar de ponernos la mordaza en Internet. ¿Y los españoles? Viendo Salvame Deluxe, que eso sí que mola.



¿Quien dijo miedo? Welcome to La Habana mi amol, ¡esto es la guerra colegas!